| ES. El Centro de Saberes Río Bodión se concibe como un equipamiento multidisciplinar para dar respuesta institucional a las dinámicas a nivel emocional, económico y territorial a las que se ve sometido Valverde de Burguillos en un fuerte proceso de despoblamiento regional. La ubicación del proyecto en las antiguas escuelas de Valverde, un espacio emblemático en la localidad, se vincula a la memoria local dado que por allí han pasado la mayoría de sus residentes en la etapa de escolarización y muchos valverdeños y valverdeñas –hoy en día ya no residentes–, quienes persiguieron una educación superior o un futuro más próspero fuera del municipio. El edificio del centro de Saberes fundamenta su diseño en el reconocimiento del valor de la edificación escolar preexistente. Era esta una pequeña edificación escolar de tradición racionalista, donde es identificable una clara organización programática, y ejecutada con unos materiales humildes pero ajustados a las posibilidades tecnológicas de la época. Identificamos positivamente un esfuerzo higienista, en las dimensiones de los espacios y huecos, que se ve potenciado por un desprejuiciado uso de los materiales y tipologías tradicionales, como la cubierta inclinada de teja. Es un edificio simultáneamente racionalista y vernáculo, en ningún caso fruto del azar, y que se nos antoja en nuestro imaginario como un hijo bastardo del Inquérito à Arquitectura Regional Portuguesa y Fernando Távora. Estos valores patrimoniales del edificio, unido a la memoria de los habitantes de Valverde de Burguillos, orienta el proyecto del nuevo edificio a seguir los pasos precedentes, y en la medida de lo posible, a avivar el fuego de esta idea de arquitectura. Por ello la propuesta afronta un proceso de cuidada sustitución de lo que hoy solo son cenizas, recuperando en la medida de lo posible sus valores funcionales, de distribución, y de materialidad. Así la geometría del edificio reformado y ampliado recorre con sensibilidad la geometría del precedente, sustituyendo por completo las cubiertas, elevando estas donde es necesario, y manteniendo en la medida de lo posible algunos de sus muros. Frente a la unívoca solución precedente de una cubierta a un agua, que aportaba una orientación genérica al gran espacio libre a Norte, concibimos una cubierta más compleja, a tres aguas, que de alguna manera abracen a los futuros espacios libres, a modo de un “Impluvium” inacabado. Es esta una decisión que busca singularizar el edificio con los medios justos, y adecuándonos a las necesidades del programa. Igual que pensamos que los edificios deben mostrar que están terminados en su remate vertical, también creemos que los edificios deben expresar de alguna manera que no son infinitamente ampliable o que su longitud no sea aparentemente arbitraria. La forma en “U” nos ayuda a cumplimentar este punto de nuestra agenda. |
